Recomendaciones padres y cuidadores
1. Los padres son el modelo que tienen los niños para aprender a afrontar y resolver los problemas por ello es fundamental que mantengan la calma y no discutan sobre la enfermedad delante del niño.
2. Es importante decir siempre la verdad a los niños y no crearles falsas expectativas. Es usual frases como “no te preocupes que pronto te pondrás bien” si pasa el tiempo y el niño aún no se ha recuperado lo vivirá como una mentira y, lo que es peor, dejará de confiar en sus padres, se sentirá solo.
3. No se trata de sobrecargar de información al niño sino de ir satisfaciendo sus necesidades a medida que lo vaya demandando. Habrá niños que quieran saber más y otros menos. Es importante adaptar el lenguaje a la edad y nivel de comprensión y responder a las preguntas que haga, debiendo estar preparados para saber contestar. Facilita mucho esta tarea el que antes se haya reflexionado y ensayado. Es importante buscar el momento más adecuado. Normalmente en un ambiente lúdico, relajado y sin prisas es más fácil desdramatizar y trasmitir tranquilidad. Es importante ser positivos, los problemas existen pero también las soluciones.
4. Ensayar con el niño diferentes situaciones que puedan darse y cómo resolverlas le dará seguridad y control.
5. Contar con el apoyo de la familia o amigos hace que en algún momento los cuidadores cuenten con otras personas con las que hablar, encontrar soluciones, recursos y sentirse arropados. Hablar con otros padres ayuda a ver como otras personas han superado las mismas dificultades a las que ahora te enfrentas.
5. En el caso de que existan hermanos, atender también sus necesidades y hacerles sentir queridos. A veces se presta mucha atención al niño enfermo y el hermano puede pensar que es menos importante y que se le atiende menos. Fomentar la comunicación entre los miembros de la familia. A veces ocurre que nadie quiere o no se sabe como hablar del tema. Las familias más adaptativas son las que expresan sus sentimientos y se apoyan mutuamente.7. Tener una buena relación y comunicación con el médico. Confianza para preguntar, debatir y acordar. Procurar no discrepar con el médico delante del niño.
8. Buscar apoyo profesional en caso de necesitarlo. Las dificultades son muchas y siempre es mejor que algún profesional psicólogo pueda asesorar, orientar y entrenar en estrategias eficaces.