Aspectos prácticos, sociales y laborales
Aspectos prácticos, sociales y laborales
Actualización: Septiembre 2019
El control adecuado de la enfermedad es la mejor estrategia para prevenir las repercusiones sociales y laborales. Sin embargo, existe un grupo de pacientes en los que la enfermedad persiste activa de manera intermitente o incluso permanente a pesar de cualquier tratamiento, lo que limita su capacidad laboral y su actividad social. Además, en determinados pacientes, la única solución es la cirugía con la resección de todo el colon. Aunque tras la cirugía la mayoría de los pacientes vuelven a su actividad laboral normal, al menos a corto y a medio plazo, las secuelas de la cirugía son frecuentemente causa de discapacidad en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal.
¿Qué es discapacidad?
La Clasificación Internacional del Funcionamiento de la Discapacidad y de la Salud, de la Organización Mundial de la Salud, considera como discapacidad tanto la pérdida o debilidad de una estructura corporal como la afectación de las funciones de órganos y sistemas. Ambas pueden repercutir negativamente en el desarrollo de tareas propias de la vida diaria y de las profesionales.
Aunque discapacidad y deterioro de la calidad de vida están claramente relacionados, son conceptos totalmente distintos. Discapacidad es un término funcional (podemos o no hacer algo) mientras que la calidad de vida es subjetiva (nos sentimos más o menos bien con nuestra vida). De este modo, la discapacidad para realizar un trabajo puede ser similar en dos pacientes distintos y, sin embargo, la vivencia de esta discapacidad puede ser mucho peor en un paciente que en otro, con calidades de vida totalmente distintas. Por contra, grados menores de discapacidad pueden ser vividos como una afección más o menos grave de la calidad de vida en función de las características personales y el entorno social del paciente.
La discapacidad puede afectar áreas muy distintas de la vida diaria. La Organización Mundial de la Salud distingue nueve áreas:
- Capacidad de aprender y aplicar conocimiento.
- Realización de tareas y demandas generales de la vida diaria.
- Comunicación.
- Movilidad.
- Autocuidado.
- Vida doméstica.
- Interacciones y relaciones interpersonales.
- Áreas importantes de la vida.
- Vida de la comunidad, social y cívica.
En esta sección nos centraremos en los aspectos sociales y, especialmente, en los laborales de la enfermedad inflamatoria intestinal.
¿Hay alguien que pueda ayudarme?
El soporte familiar es fundamental en cualquier enfermedad crónica y también en la enfermedad inflamatoria intestinal. Desde el punto de vista social destaca, además de las prestaciones del estado por discapacidad que evaluaremos más adelante, el papel de las asociaciones de pacientes. Estas asociaciones pueden ofrecer apoyo emocional para superar situaciones como el diagnóstico y los diferentes tratamientos en los que se va a ver involucrado. Además, podrá compartir experiencias con otras personas que han vivido la misma situación. Desarrollan actividades sociales y recreativas con otros pacientes y familiares, realizan tareas de información sobre la enfermedad y los servicios asistenciales disponibles, actividades de sensibilización a la sociedad sobre su problemática y a menudo prestación directa de servicios para los asociados.
Tipos de discapacidad
Además de diferentes grados de gravedad, la discapacidad puede tener distinto carácter temporal. En términos generales podemos hablar de discapacidad transitoria o temporal y de discapacidad irreversible o permanente.
Los conceptos de discapacidad temporal o permanente son fáciles de entender. Un cuadro agudo y reversible como una gripe nos produce síntomas que nos incapacitan durante unos pocos días. Sin embargo, cuando se produce una lesión que ya no se puede recuperar, por ejemplo, tras un accidente en el que el paciente sufre una amputación, la discapacidad es muy a menudo, irreversible.
Esta diferenciación tan clara se pierde en la enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa. El cuadro clínico frecuentemente evoluciona en brotes. Esto hace que los evaluadores puedan considerar que la discapacidad es temporal, mientras que dura el episodio agudo. Sin embargo, hay pacientes en los que la actividad es permanente sin que ningún tratamiento les mejore, lo que implica que, aun sin tener lesiones irreversibles, la enfermedad condiciona una discapacidad crónica. También existen pacientes con secuelas de la resección quirúrgica del colon o de complicaciones de la enfermedad, en que los cambios son irreversibles. Y a menudo, los pacientes pueden presentar a la vez cambios irreversibles y actividad de la enfermedad. Esto explica la dificultad especial que tiene la evaluación de la discapacidad en la enfermedad inflamatoria intestinal.
Certificado de discapacidad
Para obtener el certificado de discapacidad, es necesario iniciar un procedimiento administrativo que conlleva una valoración médica, social y psicológica de aspectos como la edad, el entorno familiar, la situación laboral y profesional, niveles educativos y culturales, así como el entorno habitual de la persona con discapacidad.
La discapacidad se reconoce administrativamente a través de un certificado, cuyo propósito es compensar las desventajas sociales que la discapacidad implica, proporcionando acceso a derechos y prestaciones de distinto tipo, con vistas a equiparar oportunidades. Para conseguir estas ventajas será necesario alcanzar un grado mínimo del 33%. El certificado de discapacidad lo emite el órgano de gobierno competente de la Comunidad Autónoma. Aquellas personas que tienen grado de discapacidad igual o mayor al 65% cobran una pensión contributiva o no contributiva en función de si han cotizado a la seguridad social en años anteriores.
Incapacidad laboral
El concepto de discapacidad es diferente al de incapacidad, aunque en cierto modo están relacionados.La Incapacidad es un concepto profesional y hace referencia a la imposibilidad de un trabajador de continuar desempeñando una profesión, como consecuencia de una enfermedad o tratamiento médico a raíz del que presenta secuelas.
La incapacidad la emite la Seguridad Social y se clasifica en incapacidad temporal o permanente.
En caso de brote de la enfermedad, la prestación que corresponde es la incapacidad temporal o baja laboral. Este permiso retribuido de absentismo en su puesto de trabajo por razón de enfermedad la concede el médico de cabecera y puede prolongarse hasta un período de 12 meses. Este período suma las bajas consecutivas siempre que no medien más de 6 meses entre los distintos períodos de baja.
En algunas ocasiones, si la institución evaluadora lo considera necesario, puede prolongar la incapacidad temporal de 12 meses, durante 6 meses más. Esto puede ocurrir cuando se prevean mejoras o el paciente se encuentre pendiente de pruebas diagnósticas o en espera de cirugía. De acuerdo a la ley, bajo ningún concepto se prorroga más de 18 meses. Al finalizar este período, el proceso terminará con el alta médica o el inicio de tramitación de la incapacidad permanente.
Prestaciones por incapacidad laboral
Únicamente los trabajadores en situación de alta en el régimen de la Seguridad Social tienen derecho a las prestaciones por incapacidad laboral. La ley establece un tiempo de carencia para la prestación, de manera que es necesario haber trabajado cotizando al sistema de la Seguridad Social un periodo mínimo, que depende de la edad del paciente.
La incapacidad permanente es aquella situación en la que el trabajador, tras haber seguido un tratamiento y haber sido dado de alta médica, queda con reducciones anatómicas o funcionales graves previsiblemente definitivas, que van a disminuir su capacidad laboral.
En caso de la enfermedad inflamatoria intestinal, donde los pacientes son personas jóvenes y laboralmente activas, es muy importante evaluar el grado de invalidez que se solicita. A menudo es preferible una invalidez total para su trabajo habitual, máxime si este precisa la realización de sobreesfuerzos físicos. Aunque está menos remunerada, permite al paciente realizar otras tareas laborales diferentes a la anterior, lo que permite no quedar apartado de la vida laboral activa a edades tempranas. La incapacidad permanente se divide en 4 grados:
- Incapacidad permanente parcial para el trabajo habitual.
Es la que ocasiona al trabajador una disminución superior al 33% de su rendimiento normal en su profesión, sin impedirle las tareas fundamentales de ésta. Suele ir asociada a accidentes laborales, y su valoración médica y legal es difícil, ya que su definición resulta a menudo bastante complicada. Dado que el trabajador podrá reincorporarse a su puesto de trabajo, no genera una pensión de por vida, sino que se retribuye con un pago único de 24 mensualidades que pretende compensar las dificultades que va a tener que soportar como consecuencia de la discapacidad que presenta.
- Incapacidad permanente total para la profesión habitual.
Se refiere a la situación en que la discapacidad que presenta el trabajador le impide realizar las tareas fundamentales en su profesión, pero le permitiría desarrollar una actividad laboral distinta y compatible con la discapacidad que presenta. Así, los trabajadores no podrán realizar su actividad habitual si ésta requiere un gran esfuerzo físico, pero sí trabajos sedentarios, por ejemplo de oficina. Se retribuye con un 55% de la base reguladora (cantidad ésta que se determina en relación con el tiempo y la cantidad cotizada al sistema) que aumenta al 75% en mayores de 55 años que no han encontrado otro trabajo.
Con este grado de invalidez, el trabajador puede realizar otra actividad laboral que sea compatible con la discapacidad que presenta. A menudo es preferible a la invalidez absoluta; aunque está menos remunerada, permite al paciente realizar otras tareas laborales diferentes a su trabajo habitual, en general, con menor actividad física. Esto permite al paciente no quedar apartado de la vida laboral activa a edades tempranas.
- Incapacidad permanente absoluta para todo trabajo.
Es la que inhabilita al trabajador para cualquier profesión u oficio. Se retribuye con el 100% de la base reguladora y está exenta del Impuesto sobre la Renta para las Personas Físicas (IRPF). Es incompatible con cualquier actividad laboral.
- Gran invalidez.
Es la situación donde el trabajador, como consecuencia de las pérdidas anatómicas o funcionales sufridas, necesita la asistencia de otra persona para poder realizar las actividades básicas de la vida diaria, como vestirse, desplazarse, realizar la higiene personal o comer. Se retribuye con un 150% de la base reguladora.
Pensión no contributiva
Los pacientes que no hayan cotizado a la Seguridad Social tienen a su alcance un sistema ‘no contributivo’ que realiza la valoración del grado de discapacidad o minusvalía de la persona, expresado en porcentaje. Se trata de un sistema solidario y de protección social, que permite dar un soporte mínimo a aquellos individuos con discapacidad que no son titulares del derecho a una pensión por incapacidad. En estos casos las prestaciones económicas solamente se conceden a pacientes muy graves. Así, para que una minusvalía genere una pensión no contributiva se precisa, por una parte, presentar una enfermedad crónica o discapacidad muy importante (en un grado igual o superior al 65%) y, a la vez, carecer prácticamente de ingresos o rentas. Las prestaciones económicas asociadas a la concesión de una minusvalía son siempre de pequeña cuantía.
Como solicitar una incapacidad
La Administración sanitaria de cada comunidad autónoma puede tramitar de oficio una invalidez y los asistentes sociales de las áreas de salud también pueden dar soporte para solicitar tanto una invalidez como para las minusvalías. La gestión y el pago de las incapacidades permanentes para la profesión habitual, es una responsabilidad de la Administración Central a través del INSS (Instituto Nacional de la Seguridad Social). Los enfermos también pueden solicitar ser evaluados por esta administración para saber si son o no tributarios de una incapacidad permanente.
Para conocer más sobre su gestión, puedes dirigirte al Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, donde te explicar las diferencias entre los tipos de incapacidad, cual puedes solicitar y qué tramites son necesarios para llevar a cabo el proceso.La valoración de las enfermedades y sus secuelas que pueden originar una discapacidad, corresponde a la Administración sanitaria de cada comunidad autónoma.
En general, los criterios que utilizan las agencias de evaluación son restrictivos, de modo que es frecuente que los pacientes reciban decisiones desfavorables de los tribunales médicos de evaluación. En este caso se hace necesario recurrir las decisiones de dichos tribunales y, a menudo, acudir a la vía judicial. La asesoría por parte de un abogado preferiblemente experto en derecho de la Seguridad Social o graduado social, en estos casos, es útil para evaluar nuestras posibilidades de éxito y para evitar que prescriban los plazos para recurrir y los errores administrativos que pueden invalidar el proceso.