Preparación preoperatoria
Antes de la realización de cualquier intervención quirúrgica, el gastroenterólogo y cirujano informará al paciente sobre las ventajas e inconvenientes de la misma, así como de la técnica más adecuada a su situación; intentando en todo momento que el paciente sea conocedor de todas las alternativas médicas o quirúrgicas en su caso. Es recomendable que el paciente no acuda solo a estas visitas, ya que la presencia de algún miembro de la familia o amigo cercano puede aportar tranquilidad y servir de apoyo a los pacientes.
En caso de que sea necesaria la realización de una ostomía temporal o permanente , antes de la operación se seleccionará la zona anatómica donde se va a realizar, explicando al paciente que su localización estará condicionada por los hallazgos durante la intervención quirúrgica. Durante esta visita, se mostrarán al paciente las características del estoma y los materiales de ostomías disponibles.
Un aspecto importante a tener en cuenta antes de realizar la intervención quirúrgica, es que el paciente tenga un buen estado general, intentando controlar situaciones clínicas de anemia, deshidratación, problemas de coagulación, malnutrición, etc. Si el paciente se encuentra en tratamiento con con corticoides, inmunosupresores o terapia biológica, en líneas generales y cuando sea posible se suspenderá el tratamiento antes de la cirugía. Al igual que en otras cirugías, será necesario realizar un estudio preoperatorio, que incluirá una radiografía de tórax, un electrocardiograma y un análisis de sangre y orina.
Probablemente, antes de la intervención será necesaria una preparación intestinal que ayude a vaciar el intestino de desechos o restos de heces. Además, será necesario que el paciente tenga una dieta líquida durante las 48 horas previas a la intervención. Es recomendable ducharse o bañarse la noche anterior a la cirugía con un jabón especial antibacteriano.
En el hospital, se procederá a colocación de una vía intravenosa periférica o central (en una vena más gruesa como subclavia o yugular), que permitirá la administración de medicación, sueroterapia o nutriciones especiales ; esta vía estará presente días después de la cirugía, hasta que el paciente pueda ingerir líquidos por vía oral y no presente complicaciones.
Una vez en el quirófano, puede ser necesaria la colocación de una sonda urinaria, para controlar la función renal y una sonda nasogástrica, para retirar las secreciones gástricas que pueden causar nauseas y vómitos tras la intervención.
Cirugía. Conceptos y esquemas
1. Resección y anastomosis
En la mayor parte de los casos, las intervenciones quirúrgicas consisten en la eliminación (resección) del segmento o segmentos intestinales que se encuentran irreversiblemente afectados por la EII, seguida de la unión (anastomosis) de los extremos situados a ambos lados de la zona resecada.
Dependiendo de la zona o segmento que se reseque, a este tipo de intervención se le dará distinto nombre: Colectomía parcial (resección de parte del intestino grueso o colon), proctocolectomía total (resección de todo el colon y el recto) o Proctectomía (resección del recto).
En el caso de ser necesaria la resección del intestino delgado, hablaremos de resección intestinal con o sin anastomosis y si se trata de resección del íleon distal con el ciego de resección ileocecal.
Según la situación clínica del paciente y dependiendo del grado de inflamación intestinal, existe un riesgo elevado de alteraciones en la zona de unión intestinal (dehiscencia o fallo de sutura), por lo que puede ser necesario la realización de una ostomía, procedimiento quirúrgico donde se realiza un orificio o estoma a nivel del abdomen que comunica el intestino grueso (colostomía) o delgado (ileostomía si se realiza en la zona distal de éste llamada íleon) con el exterior.
Este tipo de intervención puede ser permanente o transitoria. Cuando se trata de una intervención transitoria y después de un tiempo, se puede proceder a su cierre realizándose anastomosis de los extremos de la zona resecada.
2. Estricturoplastia
La cirugía en la enfermedad de Crohn no cura la enfermedad y un número importante de pacientes intervenidos sufrirán una segunda cirugía a lo largo de su vida.
Estas peculiaridades obligan a los cirujanos a ser muy cuidadosos y económicos a la hora de resecar o quitar trozos de intestino, porque puede suceder que a lo largo de las cirugías que un paciente puede sufrir quede insuficiente intestino para que cumpla su función (es el llamado síndrome de intestino corto).
Si se produce, a consecuencia de la inflamación, un estrechamiento del intestino o estenosis en una o varias zonas del mismo (situación frecuente en la enfermedad de Crohn), la alternativa o técnica quirúrgica complementaria a la resección es la estricturoplastia; técnica quirúrgica que consiste en realizar una abertura longitudinal en la pared del intestino donde se encuentra la estenosis, la cual se sutura en sentido transversal al corte, aumentando de esta manera el diámetro del intestino.