Periodo post-operatorio
Al despertar de la intervención, el paciente, puede encontrar varios tubos saliendo de su cuerpo, como la sonda urinaria, sonda nasogástrica, drenajes; necesarios para eliminar las acumulaciones de líquidos en el área operada.
Después de una operación abdominal, es normal que el tránsito intestinal y los movimientos peristálticos se vean alterados, por lo que no se podrán ingerir alimentos sólidos ni líquidos por la boca siendo necesaria la aportación de nutrientes por vía intravenosa (nutrición parenteral). Una vez que se restablezca el movimiento intestinal se retirará la sonda nasogástrica y se comenzará la ingesta de alimentos, inicialmente de líquidos y más tarde sólidos.
Tras la intervención quirúrgica, el paciente puede sentir ganas de defecar o tener algún resto de desecho en la región anal, formado por sangre, moco y/o heces. Si el recto se encuentra intacto, estas secreciones pueden ser evacuadas sin dolor alguno, incluso pueden producirse pérdidas sin que el paciente pueda evitarlo (incontinencia rectal). La frecuencia de este tipo de evacuación o pérdida suele disminuir a lo largo del tiempo.
Si la intervención quirúrgica de la EII, ha precisado la construcción de una ostomía, es importante adaptarse a la presencia del estoma y a la nueva imagen corporal. Mientras el paciente está en el hospital, se le proporcionará a él y a su familia toda la ayuda, consejos e información necesaria para adaptarse a la nueva situación. También se informará de cómo y dónde conseguir los materiales una vez dado de alta del hospital.
Tras la cirugía es frecuente presentar molestias en la cicatriz, generalmente relacionadas con la aparición de adherencias en la zona. Pueden aparecer síntomas como pinchazos, dolor, tirantez en la zona de la cicatriz y a veces alteración de la sensibilidad de la piel que puede aparecer sensible a cualquier roce o, por el contrario, estar como adormecida y con hormigueos.
Existen técnicas que en los casos más sencillos te pueden ayudar a aliviar los síntomas, como las que te enseñamos en el siguiente video. En caso de molestias asociadas a cicatrices profundas o en zonas poco accesibles puede ser necesario acudir al fisioterapeuta.
María Morete. Enfermera de EII. Complejo Hospitalario de Ferrol; Sara Iglesias. Fisioterapeuta
Complicaciones post-quirúrgicas
Enfermedad de Crohn
Se pueden tener las mismas complicaciones que cualquier otro paciente operado de intestino por otra causa que no sea una enfermedad de Crohn, como sangrado, infecciones… Si la cirugía se ha realizado por laparoscopia, tiene una recuperación algo más rápida, ya que al presentar el paciente menos dolor empieza a comer y a andar antes.
Existen unas particularidades en los enfermos de Crohn que hacen que una de las complicaciones más temidas, que la anastomosis no pegue (el nombre técnico es dehiscencia o fallo de sutura), sea más frecuente que en otro tipo de pacientes (oscila entre un 10-15% de los pacientes).
Es importante señalar que un paciente que se opera por vía abierta tiene las mismas posibilidades de sufrir un fallo de sutura que un paciente operado por vía laparoscópica. Se ha visto que los pacientes con mala nutrición y que toman dosis altas de corticoides tienen más riesgo de que la unión no pegue bien. Una anastomosis o unión puede tardar hasta 10 días en pegar. Eso no significa que sea necesario estar sin comer ni ingresado esos días. Consideramos que la anastomosis ha pegado bien cuando una persona come bien, hace deposiciones, no tiene dolor y no tiene fiebre.
Si la unión falla, puede ser una complicación grave y a veces es necesaria cirugía urgente y hacer un estoma.
Colitis Ulcerosa
En el caso de la Colitis ulcerosa, el tratamiento quirúrgico conlleva una serie de riesgos derivados del propio acto de realizar la intervención quirúrgica. A pesar del gran avance en las técnicas de anestesia y de la cirugía actual, un pequeño porcentaje de pacientes pueden tener complicaciones inmediatamente después de la intervención. De ellas, la más conocida suele ser la infección de tejidos en la pelvis. Además de estas complicaciones, la realización de un reservorio ileoanal puede asociarse a una serie de problemas. Aproximadamente, entre un 10% de los pacientes a los que se les realiza un reservorio ileoanal presentan síntomas derivados de un mal funcionamiento del reservorio.
Otras complicaciones propias del reservorio son un elevado número de deposiciones, la urgencia para defecar, los escapes de heces (incontinencia), el desarrollo de fístulas, la inflamación del reservorio (reservoritis) o los síntomas derivados de la inflamación de la mucosa rectal remanente (cuffitis).
La fertilidad femenina puede quedar comprometida tras la realización de una coloproctectomía restauradora con reservorio ileoanal. debido a las adhesiones que se producen en las trompas de Falopio del sistema reproductor femenino. Otras técnicas quirúrgicas como la colectomía con anastomosis ileo-rectal no parecen influir sobre la fertilidad. Sin embargo, los resultados de esta técnica no siempre son buenos, al dejar una parte de colon enferma (el recto), ni todas las personas son buenas candidatas a realizarse el procedimiento.