Fatiga y calidad de vida
Yolanda Sanchez. Enfermería. Unidad de EII. Hospital Infanta Cristina. Madrid
Fatiga y enfermedad inflamatoria intestinal
¿Qué es la fatiga?
La fatiga, se la describe como “debilidad”, “falta de energía”, “falta de vitalidad” o “cansancio” que resulta en una disminución de la capacidad para el trabajo físico o mental. Además, por su naturaleza multidimensional, puede afectar la función mental y emocional.
La fatiga es uno de los síntomas que con mayor frecuencia produce un importante efecto negativo en la Calidad de Vida relacionada con la Salud (CVRS) y que incluso puede aparecer aunque la enfermedad está asintomática o inactiva.
Dependiendo de la duración en el tiempo, la fatiga se puede clasificar en tres tipos o categorías:
- Reciente, si la duración de la fatiga menor a un mes.
- Prolongada, cuando la duración es mayor de un mes.
- Crónica, cuando la sensación de fatiga se mantiene más allá de seis meses.
Frecuencia de aparición de fatiga en la enfermedad inflamatoria intestinal
El número de pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal que presentan fatiga es elevado, lo que tiene un impacto negativo en su calidad de vida. El tratamiento con corticoides se asocia con un mayor riesgo de desarrollo de fatiga. Además, la aparición y gravedad de la fatiga está asociada con la presencia de ansiedad, depresión , trastornos del sueño o de manifestaciones extraintestinales , así como con diferentes mecanismos de adaptación a la enfermedad que el paciente con enfermedades crónicas desarrolla a lo largo del tiempo.
Debido a su naturaleza subjetiva, la fatiga es difícil de medir y cuantificar de manera que sea representativa para los pacientes y para los profesionales de la salud. Se han desarrollado múltiples escalas y, pese a que muchas han sido utilizadas en la población general y en diversas enfermedades crónicas, sólo algunas han sido validadas en pacientes con EII.
¿Qué factores están asociados a la fatiga en pacientes con EII?
La fatiga puede estar asociada a diferentes factores, de tipo físico, psicológico o incluso relacionados con diferentes situaciones o circunstancias de la persona que la padece.
- Factores físicos:
- La actividad y la gravedad de la EII
- La presencia de anemia o el déficit de hierro
- La edad
- El sexo
- La duración de la enfermedad
- Fármacos utilizados como tratamiento de la EII
La actividad de la enfermedad y la presencia de anemia, son los factores más importantes relacionados con la presencia y gravedad de la fatiga. La anemia en la enfermedad inflamatoria intestinal, puede aparecer hasta en un 50% de los pacientes. Está relacionada con el déficit de hierro asociado al sangrado (anemia ferropénica) y la situación de inflamación crónica (anemia de trastornos crónicos).
Algunos medicamentos utilizados en la enfermedad inflamatoria intestinal, pueden condicionar la aparición de fatiga como efecto secundario del tratamiento. Se ha descrito desarrollo de fatiga durante el tratamiento con tiopurinas, metotrexato, corticoides y algunos fármacos biológicos.
- Factores psicológicos:
La ansiedad, la depresión y el estrés son síntomas frecuentes en los pacientes con EII que impactan negativamente sobre la calidad de vida. La ansiedad y depresión se asocian con frecuencia con la aparición de fatiga.
- Otros factores:
Diferentes situaciones o circunstancias personales de tipo laboral o social, pueden estar relacionados con el desarrollo de fatiga. Se han descrito diferentes factores asociados, como situaciones de desempleo, dificultades económicas, el no tener un adecuado soporte social y un bajo nivel de educación.
Por este motivo, el seguimiento en práctica clínica de los pacientes con EII debe realizarse con un enfoque integral, no sólo centrado en el manejo de los síntomas físicos , sino también en el bienestar psicosocial de los pacientes.
Valorar la existencia de ansiedad y depresión permite completar el tratamiento con intervenciones no farmacológicos y terapias psicosociales que pueda ser útiles para disminuir la fatiga como la realización de ejercicio físico moderado y la dieta adecuada.
La detección temprana de la fatiga y el abordaje de sus factores de riesgo son esenciales para proporcionar una atención centrada en el paciente, mejorando la calidad de la asistencia.